Por: José Cruz Pérez Rucobo
Químicamente (materialmente), estamos hechos de 84 minerales, 23 elementos y 8 billones de células (obviamente el número de células varía con el tamaño de la persona). Hemos sido construidos de la nada por las piezas de repuesto de la tierra que hemos consumido de acuerdo a un set de instrucciones ocultas en una doble hélice, lo suficientemente pequeña para ser cargada por un espermatozoide.
Somos, mariposas recicladas, plantas, rocas, arroyos, leña, pieles de lobo y dientes de tiburón descompuestas en sus partes más pequeñas y reconstruidas en el ser vivo más complejo de nuestro planeta.
No estamos viviendo en la tierra, somos la tierra.
Amemos, honremos, cuidemos y respetemos la madre tierra.
** Nota, la interesante información anterior, fue tomada del medio, Universo Mental y levemente adecuada.
¿Qué somos en el plano espiritual, metafísico? Evidentemente no tengo esa respuesta, es un asunto para expertos en esos temas (están implicadas muchas disciplinas). Sin embargo, los invito a reflexionar al respecto desde nuestros recursos. Me envalentona mi experiencia en un programa de radio por internet de nombre, “Filosofía a Ras de Suelo”, donde me atreví a elucubrar que todos podemos filosofar desde nuestra perspectiva, preparación y alcance.
Luego entonces, los seres humanos somos: fuerza creadora, fuerza transformadora, fuerza creativa, sueños, esperanzas, potencialidades, sentimientos, deseos, ilusiones, proyectos, creencias… incluso, en un estudio científico, se pudo demostrar la existencia del alma y resultó que esta pesa 21 gramos. ¿Somos creación divina o el resultado de un proceso evolutivo? Esa pregunta es existencial, yo no tengo la respuesta, no se apure en responderla, ah, y no existe una respuesta correcta universalmente aceptada (no es examen escolar).
“¿Qué estaba haciendo Dios antes de la creación divina?”
Stephen Hawking.
“Junto al espíritu humano, el cuerpo humano es la más maravillosa de las creaciones de Dios”
Alféizar Sterling W.