Empecemos a actuar como sistema anticorrupción: Octavio López Presa

La lucha contra la corrupción es un trabajo que involucra a todos, donde cada uno tiene que ubicarse en el papel que le toca y ejecutarlo, plantea el próximo presidente del SNA.

El Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) es como un edificio: en la primera fase, en la que estuvo al frente Jacqueline Peschard, se colocaron los cimientos, la segunda, con Mariclaire Acosta a la cabeza, se hizo la obra negra y en la tercera, que está por iniciar, toca ocupar el inmueble y empezar a usarlo.

Así describe la historia de este entramado institucional, donde participan alrededor de 264 instancias, Octavio López Presa, quien este 8 de febrero se convirtió en presidente del sistema.

Enfático, asegura que la lucha contra la corrupción es un trabajo que involucra a todos, donde cada uno tiene que ubicarse en el papel que le toca y ejecutarlo.

Para el nuevo presidente del Sistema Nacional Anticorrupción, es muy pronto para saber si la forma de atacar la corrupción que ha elegido el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, es la correcta, pero dice que es una buena noticia que tenga como prioridad combatir este fenómeno.

Con su llegada planteará cuatro ejes de cambio en el SNA, que le permitirán ya dar resultados concretos, que, admite, es la gran asignatura pendiente de este esfuerzo.

—Si quisiéramos hacer un alto en el camino de la implementación del SNA, ¿en qué situación estamos respecto de lo hecho y los retos que enfrenta?

—Estamos hablando de algo que involucra al país entero, no solamente de seis instituciones responsables de la administración, procuración e impartición de justicia en México, sino también de muchas otras en cada estado de la República.

Si sumamos todo el universo que comprende el Sistema Nacional Anticorrupción, estamos hablando de 264 instituciones. Esto tiene dos años y el año pasado se fueron haciendo las modificaciones legales en los estados para crear sus sistemas.

Hoy en día tenemos alrededor de 21 sistemas locales constituidos y es un buen número, son dos terceras partes. El Sistema Nacional Anticorrupción tiene dos años de haberse comenzado y estamos en un momento donde ya podemos empezar a discutir, dialogar y encausar la siguiente fase del proceso.

Hubo una primera fase que fue el inicio que le tocó a Jacqueline Peschard; la segunda a Mariclaire Acosta, que fue empezar la construcción de la obra negra de los sistemas, y ahora, por así decirlo, en términos arquitectónicos, nos toca a mí y a los que siguen ocupar el inmueble y empezar a usarlo.

—¿Para esta etapa qué es lo que necesitamos?

—Que las instituciones que ya están ahora instituidas, empecemos a actuar verdaderamente como un sistema. Esto requiere coordinación, requiere objetivos muy claros, requiere de indicadores de cómo vamos y un acompañamiento social.

—¿Qué tanto acompaña el presidente López Obrador esta intención de combatir la corrupción?

—Yo creo que es una buena noticia que él tenga como prioridad nacional combatir la corrupción, porque es también nuestro mandato. Lo que vamos a hacer es encontrar puntos de coincidencia con él y no sé si la tengamos en todo, pero buscaremos que en los puntos donde haya coincidencia trabajemos juntos, y en donde haya divergencia pues nosotros haremos nuestro planteamiento y él hará el suyo.

—¿La gran duda es si el presidente Andrés Manuel entiende de la misma forma que ustedes la forma de combatir la corrupción?

—Es muy pronto para saberlo. Yo tomaré posesión el día 8 de febrero, ahí voy a plantear mi plan de acción por el año que voy a estar como presidente del Comité.

Yo si tengo bien claro lo que quiero hacer y lo que quiero proponerle a todo el sistema, a las 264 instituciones, y estoy muy consciente de que tenemos que dar resultados.

No hemos dado resultados concretos porque hemos estado en la fase de construcción, pero yo sí quiero proponer ejes de cambio que den resultados y que, de alguna manera, sean conocidos por la sociedad.

—¿Que el Sistema Nacional Anticorrupción de resultados significa ver más gente en la cárcel, ver sentencias por corrupción?

—En un sistema, uno tiene que ubicarse perfectamente en el papel que le toca y no pretender hacer lo que no te toca.

Cada pieza de la organización está perfectamente bien definida.  A alguien le toca hacer una cosa, a otros les toca hacer otras. Yo estoy muy claro de lo que me toca hacer a mí, yo voy a proponer cuatro ejes que movilicen y que permitan libremente que toda la organización actúe como debe de actuar.

Yo no pretendo hacer el trabajo de un policía en la calle, ni pretendo hacer el trabajo de un Ministerio Público, ni pretendo hacer el trabajo de un contralor de una dependencia, ni pretendo hacer el trabajo de un auditor. Yo soy muy claro en lo que tengo qué hacer y lo que tengo que proponer para que esto se mueva y de resultados.

—¿La transversalidad de los esfuerzos será un tema prioritario?

—Más que transversalidad, es tener conciencia de lo que tenemos que hacer cada uno, incluyendo al presidente, porque el presidente tampoco puede hacer la labor de un policía, tampoco puede hacer la de un fiscal.

Cada quien tiene que ubicarse perfectamente en su posición para hacer que cada quien haga su trabajo de la mejor manera posible y si la persona que está encargada de hacerlo no lo hace bien, porque no tiene las facultades, porque no tiene los conocimientos, no tiene las habilidades o porque no tiene la integridad moral para hacerlo, pues quitarlo y poner otro.

—¿Qué le parece la forma en que el gobierno federal está atacando el robo de combustible a Pemex?

—Yo comparto plenamente el propósito del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, de combatir la corrupción en todos los ámbitos y sobre todo en aquéllos que dañan el país.  Es una buena intención, que apoyo el combate a los huachicoleros. No sé, no tengo los elementos suficientes para aseverar que la estrategia es la mejor.

Ahora, dicho lo anterior, creo que para que el combate a la corrupción sea algo permanente y que sea nacional lo que tenemos que hacer es que las instituciones que tenemos como país estén encargadas de sanciones específicas, todas esas instituciones hagan su trabajo de manera correcta, porque si tenemos instituciones que, aunque tengan un mandato legal,  están capturadas y hacen cosas distintas a lo que es su mandato legal, entonces tenemos un problema gigantesco porque estamos destinando como país una enorme cantidad de recursos para pagar una gran cantidad de servidores públicos que están haciendo cosas que no corresponden a lo que indica su facultad.

—¿Qué opina que México sigue bajando en el índice de percepción de la corrupción que elabora Transparencia Internacional?

—No podemos esperar que cambie la percepción cuando en la fiscalía no existe elementos concretos para saber si hay un cambio.

A mí no me extrañó en lo absoluto que en el índice nosotros cayéramos porque lo que hemos visto es impunidad. Vemos el caso de Odebrecht, vemos el caso de la estafa maestra, vemos los otros casos de desvíos de recursos y no hay nadie que haya, de alguna manera, sido procesado como responsable, como culpable y menos aún que el país haya recuperado lo robado.

Obviamente, es lógico pensar que lo que más priva en la sociedad mexicana es un absoluto descrédito de lo que está pasando, hay un escepticismo enorme de que no se está haciendo nada.

Tenemos que cambiar al país, la impresión, tenemos que darle a la sociedad la seguridad de que las instituciones de la federación y el Estado que son responsables del combate a la corrupción están haciendo su trabajo.

Cada institución tiene que ser consciente de que tienen que hacer su trabajo pero tenemos que entender que hemos estado en una lógica muy contraria en eso el presidente de la República, López Obrador, tiene razón.

Los incentivos que han privado en la política mexicana son el de compadrazgo, del amiguismo, de la protección mutua, aquí todos somos miembros de una cofradía para beneficiarnos en este grupo, la población, bien graciosa.

Esta lógica tiene que cambiar radicalmente. La ciudadanía tiene que ver resultados, como dice el presidente, quien la hace la paga. Yo no comparto esta idea de las amnistías porque entonces es una invitación a los que siguen haciendo lo mismo.

La persona que actúe indebidamente tiene que pagar las consecuencias de sus actos. Estoy muy consciente de que tenemos que dar resultados.

Con información de El Economista