Lenguaje, gordofóbico, sexista y machista

 

Por: José Cruz Pérez Rucobo

Seguramente han escuchado la que intenta ser graciosa expresión, con dejo de burla, “Como gorda en tobogán“, me pregunto, ¿qué daño les hemos hecho los gordos? Pues permítame decirle que me parece sexista, machista, insultante y más que cómica es un tanto violencia de género, me pregunto,por qué no como gordo en tobogán? ¿O es qué el sexo del deslizante lo hace que adquiera más velocidad? Creo más justo mencionar, “Como persona excedida de peso en tobogán“, resulta, poco menos violento. Hay otra expresión de esa naturaleza, cuando se asume que las rubias son tontas o que los hombres las preferimos rubias, eso y que las mujeres son torpes para manejar, no se diga para estacionarse. Son estereotipos insostenibles ante la realidad. La cultura machista nos invade, de ahí que un adjetivo tenga diferentes significados si de un hombre o mujer se trata, algunos ejemplos: zorro es un hombre astuto, zorra una mujer cuatro letras. Un hombre con muchas mujeres es un conquistador, una mujer con muchos hombres, si, cuatro letras. Un hombre de la calle, es alguien con experiencia en la vida, una mujer de la calle… para que le digo. Ahora bien, en los países árabes, bajo la ley islámica, las cosas son mucho peores, ojalá pronto se acabe este estado de cosas y haya piso parejo para hombres y mujeres.

El nombre propio de las personas, influye en parte en su destino.- Leyendo un interesante artículo de Gabriel García Márquez en sus inicios como periodista (1948), donde menciona que el nombre debe ir de acuerdo con el hombre. Me gustó esa teoría, de tal manera que me parece inapropiado que alguien con ínfulas de grandeza se llame Modesto, por otra parte, aquel que sea realmente modesto se llame Nabucodonosor o Constantino, que un hombre cobarde se llame Valente, o una mujer de no agradable rostro se llame Elena, misma que significa la más bella, asimismo los nombres griegos, Sócrates, Aristóteles y Platón, deberían ser reservados para hombres muy inteligentes. Que les parece que alguien que tenga problemas visuales se llame Casimiro o el que implore amor a su pretendida se llame Rogaciano, un hombre de baja estatura podría ser Demetrio y alguien muy fuerte Sansón o Hércules. Sofía (que significa sabiduría) para una mujer precisamente sabia, Caridad para alguien desprendida, Justo para un juez y Judas para un traidor, Leocadio para un insano (mentalmente), Calígula para un hombre cruel, Silvestre para alguien del medio rural, Ponciano o Hermenegildo para los revolucionarios, Lucrecia para aquella mujer disoluta, Victoriano para un ganador. Por mi parte, estoy conforme con llamarme José Cruz, gracias a que mi madre Elsa, se opuso a llamarme solo Cruz, como mi abuelo paterno, hombre impositivo deseaba, sin embargo mi madre antepuso el José (lo cual agradezco), Pérez Rucobo (mis apellidos) me encantan, considero que tienen fuerza en sí mismos. Por último, ¿les gustan las trivias? ¿Qué autor escribió “La importancia de llamarse Ernesto”?

  1. a) Henry Miller
  2. b) Ernest Hemingway
  3. c) Oscar Wilde

Investíguelo, el resultado lo sorprenderá.

“Cuanto más engorda uno, más prudente se vuelve. Prudencia y barriga son dos cosas que crecen simultáneamente”

Charles Dickens

“No hace falta ser anti-hombre para ser pro mujer”

Jane Galvin