El regreso de César D. J., al Cereso de Aquiles Serdán, le cayó como un balde de agua fría al ex gobernador, pues lo pactado era que pasar en el hospital Christus Muguerza, por lo menos otros 15 días, pues la situación en la cárcel es bastante pesada para alguien como el ex gobernador, aún y cuando lo tengan en celda de oro.
Resulta y resalta que el pacto de unas vacaciones en el lujoso hospital privado, se rompió por la cartita que César D. mandó a la opinión pública, y en donde a pesar de echarle todas las flores posibles a su ahijada política Maru Campos, y mucha tierra a su némesis Javier Corral, no tenía autorización para hacerlo.
Dicen los que saben, que, en uno de los arranques de enojo de la gobernadora, al enterarse de la carta que de inmediato comenzó a batir el agua y a sacar comentarios negativos contra el actual gobierno, ordenó inmediatamente que lo regresaran a su celda. Así, sin más, un chasquido ordena que lo consientan y con otro lo regresar al cautiverio.
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El súper operativo policiaco que se armó el pasado viernes para asegurar a un centenar de migrantes centroamericanos, resultó en toda una feria de violación de los derechos humanos.
Y es que, aunque al principio llegó el Ejército, la Guardia Nacional, agentes municipales y estatales, poco a poco, los uniformados comenzaron a “hacer revisiones” a los migrantes, y uno por uno, fueron amedrentados y despojados de sus teléfonos celulares y el poco dinero que traían.
Todo eso se hizo frente a los ojos de los visitadores de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, quienes estaban bastante distraídos, viendo como los militares y la Guardia Nacional, la hacían de trabajadores sociales, ofreciendo el traslado a un albergue y realizando las revisiones médicas superficiales.
Nadie se fijó que los uniformados estaban haciendo su agosto, todo antes de dejar ir a los centroamericanos, pues los guardianes del orden sabían perfectamente que el tratado migratorio prohíbe la detención y el aseguramiento de esas personas.
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El titular de la COEPI, -Comisión Estatal para los Pueblos Indígenas-, Enrique Rascón, ha rondado por el Palacio de Gobierno porque siente pasos en la azotea, y es que sabe que su discursito de llevar apoyos para alivianar a los pueblos indígenas, ya nadie se lo cree, porque mucha lengua y pocos resultados, además que ha sido balconada por los jesuitas, indican los sacerdotes que en esta administración no se ha visto el trabajo de la COEPI.
Aunado a sus nulos resultados y la presión que no dejan de ejercer los diputados de Morena para que remuevan al inexperto chavalo priista de una coordinación tan importante, han puesto los ojos de Maru Campos sobre el muchacho.
Dicen que sus visitas, son para hacerle ojitos a César Jáuregui, quien podría salvarlo de un inminente despido, y es que, Enrique Rascón, tampoco es bien visto por Luis Serrato, quien coordina el gabinete, pero desde un principio tuvo que aceptar que ese acomodo se trató de la paga de un favor por la declinación de Chela Ortíz en campaña.
