“Igual que los narcotraficantes, AMLO quisiera que estuviéramos callados”: religiosos exigen estrategia de seguridad

Cdmx.- En la primera mitad del 2022 fueron asesinadas en México 15 mil 400 personas: en promedio, 85 cada 24 horas. Este recuento oficial, presentado ayer por la secretaria de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, reaviva las críticas que desde hace un mes ha hecho la iglesia católica a la política de “abrazos, no balazos” del presidente Andrés Manuel López Obrador.

El presidente “está en una abierta campaña política y se ha olvidado de la seguridad del país. Yo estoy de acuerdo en que la estrategia de seguridad está fallando (…) López Obrador, igual que los narcotraficantes, quisiera que estuviéramos callados, sobre todo la iglesia y ahorita le está doliendo que estamos levantando la voz. Y no es nuevo, desde hace muchos años hemos denunciado”, aseguró Salvador Rangel, Obispo emérito de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Guerrero.

En la misma entidad, el sacerdote José Filiberto Velázquez, director del Centro de Derechos de las Víctimas de la Violencia “Minerva Bello” advierte que es urgente atender la crisis de seguridad en el país y emprender una verdadera lucha contra la impunidad.

“Necesitamos decir que las cosas no van bien, necesitamos decir: aquí están las víctimas, aquí hay personas con nulo acceso a la justicia (…) Nosotros apoyamos a la gente y hemos sido amenazados y criminalizados en las protestas recientes”, dijo en entrevista con Latinus.

Los religiosos lamentan que tras el asesinato de los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, el pasado 20 de junio, el presidente López Obrador se haya lanzado contra la iglesia católica. Aseguran que en lugar de lanzar comentarios ofensivos, debería reconocer las consecuencias de sus malas decisiones en materia de seguridad.

“El problema es que todo aquel que no va con su ideología lo tiene por enemigo, por contrario, como conservador, yo creo que todos en México tenemos derecho a pensar como queramos y el papel del presidente es armonizar a todos (…) Los presidentes nunca se habían dirigido así, de una manera burda e irrespetuosa. Si Morena se va en contra de la fe, atacando incluso a los sacerdotes, la gente pobre, la gente sencilla, se les va a voltear”, asegura Salvador Rangel.

Filiberto Velázquez considera que llamar hipócritas a los sacerdotes que alzan la voz “es muy ofensivo y muestra una intolerancia a la crítica”.

“Yo deseo, como todos los que votamos por él, que le vaya bien, que le vaya bien al país, al pueblo. Pero hay que reconocer que esto no va avanzando como quisiéramos (…) Nosotros siempre hemos estado ahí, al filo del peligro ante las causas justas, que nos vengan a llamar hipócritas, duele”, asegura.

Hay maldad en sus palabras

El pasado 27 de junio, el presidente subió el tono de sus declaraciones contra la iglesia católica y sus sacerdotes. En la conferencia mañanera aseguró que “no siguen el ejemplo del papa Francisco porque están muy apergollados por la oligarquía mexicana”.

“Apergollados es una palabra profundamente vulgar, es como decir que están sexualmente al servicio de la oligarquía, eso de los Jesuitas, luego se mete también con la Conferencia del Episcopado Mexicano llamándolos hipócritas (…) Yo creo que acaba de perder el nada despreciable apoyo que tenía por parte de la jerarquía del clero”, asegura Jorge Traslosheros, investigador en tema religiosos.

Arturo Navarro, profesor e investigador del ITESO, considera que desde el inicio del gobierno de López Obrador, la iglesia católica dejó clara su postura: “Se distanció de los proyectos de distribución de beneficios, lo que se llama la política del bienestar, incluso, se distanció de la cartilla moral, tanto del contenido como de la distribución y entonces se la dejó a los evangélicos (…) La jerarquía católica no se alineó a la petición del presidente y evitó ser colaboracionista”.

Los especialistas enfatizan que las críticas y señalamientos de la iglesia católica han sido “permanentes y constantes”, la diferencia, coinciden, está en cómo las enfrentaron gobiernos anteriores y cómo lo hace Andrés Manuel López Obrador:

“Es un puritano y esto no tiene que ver con la religión, tiene que ver en cómo se para él en el mundo (…) El puritano divide el mundo entre los que me siguen, que son buenos, y los que no me siguen, los malos, que son réprobos, los que están condenados”, explica Jorge Traslosheros.

Arturo Navarro alerta que la crítica sí le afecta al presidente. “El problema es que siempre lo toma como si fuera personal, hacia su figura, hacia su persona y no hacia las estrategias que está implementando”.

Considera que la confrontación con la iglesia católica podría convertirla en un contrapeso pues acaba “poniendo en evidencia las debilidades del modelo político”.

Lamentan que la respuesta del mandatario siempre sea la ofensa, lo mismo para católicos, que para judíos.“Acusar a un integrante de la comunidad judía de hitleriano no lo habíamos visto en ningún momento, en ningún lugar. Si juntamos este discurso de persecución religiosa, ya no estamos hablando de una persona que no mide sus palabras, estamos hablando de un discurso asociado a la maldad”, concluye Traslosheros.

Con información de Latinus