Javier Corral es “el enano” que les está creciendo

La historia de Javier Corral en la política de Chihuahua ha sido una montaña rusa de altibajos, marcada por acusaciones de corrupción y, más recientemente, por su sorprendente transición a las filas de Morena. Sin embargo, lo que podría parecer un alivio para algunos, se convierte en una preocupación creciente para otros.

¿Por qué permitieron que Corral creciera sin aplastarlo cuando tuvieron la oportunidad? ¿Fue miedo lo que lo dejó impune, o simplemente falta de visión para prever las consecuencias? Estas son preguntas que ahora se hacen muchos observadores políticos.

La promesa de “ni perdón, ni olvido” de la actual gobernadora, aunque aparentemente dirigida a todos los corruptos, ha sido interpretada por algunos como una advertencia velada hacia Corral. Sin embargo, su presencia persiste como una sombra sobre el panorama político estatal.

Es poco probable que Corral logre ganar apoyo significativo para la 4T en la entidad, dada su reputación ya erosionada entre los ciudadanos. Su futuro en el Senado, si es que llega a ocupar un escaño, parece destinado más al ocio que a la acción política, según muchos conocedores.

Sin embargo, el verdadero peligro radica en la posibilidad de que, bajo un eventual triunfo de Claudia Sheinbaum, Corral sea nombrado como el “Fiscal Anticorrupción del País”. Esta maniobra, alimentada por el resentimiento y el deseo de venganza del exgobernador, podría desencadenar una cacería de brujas contra una larga lista de opositores políticos, con María Eugenia Campos y César Jáuregui en la línea de fuego.

El dilema llamado Javier Corral representa más que la mera presencia de un político en la arena; es la encarnación de un rencor arraigado y un potencial destructivo que acecha en las sombras del poder. Su ascenso a un papel clave en la lucha contra la corrupción nacional podría tener repercusiones que trasciendan las fronteras de Chihuahua, desatando una tormenta política de consecuencias impredecibles.