Pérez Cuéllar carga su Cruz

Por: Norberto Emmerich

El senador Pérez Cuéllar está cada vez más lejos de Morena, un partido que valora más la lealtad de Juan Carlos Loera que los votos que él puede aportar para ganar. No es que piensen mucho y hagan cálculos, sólo obedecen al teléfono rojo que suena desde Palacio Nacional.

El 20 de diciembre el senador se retiró enojado de la reunión del Comité Ejecutivo Nacional de Morena donde se desarrolló la “encuesta” para nominar al candidato “oficial” del partido para gobernar Chihuahua, el estado “difícil”.

Esta “encuesta” telefónica es un adefesio nada transparente de nominación que la 4T diseñó para institucionalizar el “dedazo” en toda instancia de elección de candidatos.

La misma trapisonda ya sucedió con la “encuesta abierta” entre Mario Delgado y Porfirio Muñoz Ledo por la dirigencia del partido, donde el TEPJF y el INE fueron apenas instrumentos administrativos para consagrar al ganador preferido del “gran decisor” López Obrador.

Las bases que ven en Morena un proyecto transformador, siguen aleteando en el vacío mientras una nueva burocracia estatal se enriquece con contratos e influencias. Allí cobran importancia personajes como Ebrard, Delgado, Sheinbaum, Ackerman y una infinidad de marionetas menores. Hasta el inoxidable Cabada entró en esa casta de privilegiados.

Pérez Cuellar acusó al coordinador general de Programas Integrales de Desarrollo del Gobierno federal, Gabriel García Hernández, de “cucharear” las encuestas para que los ex delegados de Bienestar sean candidatos a Gobernador, algo que no podría hacer sin el aval expreso del mismo presidente.

Es difícil que Loera de la Rosa provoque el aluvión de votos que necesita Morena para ganar en Chihuahua, pero no imposible. Para Cruz Pérez Cuellar, dirigente panista hasta 2015, hubiera sido menos complicado ganar, aunque impensadamente perdió antes de empezar. En política nunca gana el mejor, sino el más hábil, una palabra que en la 4T se traduce como “cuate”, el famoso capitalismo de amigos.

“Yo no te voy a apoyar” le dijo Cruz a Loera, dando el portazo a la reunión nacional mientras Cabada levantaba la mano del triunfador. No es difícil entender a Morena, pero da dolor de estómago.

No parece que Cruz esté a la espera de algún premio consuelo, cuando está impugnando la encuesta y jugando de “rebelde” en un partido donde la sumisión es ley; más bien pretende quedarse con toda la canasta.

Tiene más campo abierto por fuera de Morena, con un panismo que necesita hacer pie en la frontera y una candidata que busca ganar la elección interna del 24 de enero. Pueden aprovechar el 3 de enero en Ciudad Juárez para hablar de estas cosas.