De Ladrones a Candidatos de Filosofía y Letras

Por: Eduardo Arredondo Delgado

Dos ladrones, dos historias, un mismo fin: perpetuar la corrupción.

Javier Horacio Contreras no baja la bandera del cinismo. Ahora aspira a convertirse en director de la facultad de Filosofía y Letras y lo peor es que la pesadilla se puede convertir en realidad.

Contreras Orozco un vicegobernador disfrazado dirigió el matutino, El Heraldo de Chihuahua, uno de los rotativos más emblemáticos de la OEM (Organización Editorial Mexicana), durante más de veinticinco años y ahí la podredumbre reinó hasta su renuncia obligada. Y es que el entonces mandatario, Javier Corral Jurado y su Fiscal (“nigromante”), César Augusto Peniche evidenciaron a Contreras de recibir altas sumas de dinero provenientes de la oscura nómina de César Duarte.

Para no tocar prisión, Contreras entrego por lo menos menos 10 millones trescientos mil pesos a la administración Corralista, cuyo dato aparece en las páginas del libro, La máquina de los Impostores.

Contreras, protector de un organismo de “comunicadores”- Foro de Periodistas-, agrupación rancia de periodistas corruptos, algunos de ellos se volvieron quistes en el gobierno de María Eugenia Campos, actual gobernadora de Chihuahua y antes en los gobiernos priistas pulularon en las dependencia de gobierno-entiéndase comunicaciones sociales, principalmente.

En el caso de Ramón Gerónimo Olvera Neder o el poeta de la corrupción como le apodan, aspira a convertirse también en director de la facultad que lo vio nacer.

Olvera fue uno de los más cercanos colaboradores del exrector, Luis Fierro y con el hizo comparsa en trabajos sucios y de acuerdo a fuentes juntos hicieron clandestinos negocios. Ahora Olvera quiere olvidar ese pasado ruin que le cala hasta los huesos.

El poeta de la corrupción no ve el momento de regresar a la política, pero primero debería de entregar cuentas de sus negocios al lado de Luis Fierro.

Ambos personajes han hecho del periodismo, un ejercicio corroído por la mugre, la corrupción, y la infaltable degradación.