*Indigna el cambio de Ruíz *No hay empatía *Expogan

Ya indignó a muchos el hecho de que la ex coordinadora de la descomunicación social de Maru Campos, la señora Adriana Ruíz, haya sido premiada con la dirección general de los Cecytech, pero resulta que la gobernadora se aventó una jugada que carece de clase y que indignaría a muchos más.

El movimiento de Adriana Ruíz se generó el pasado lunes, pero el asunto se trabajó de manera personal desde el fin de semana, porque la gobernadora evitó a toda costa afectar las festividades patrias.

Resulta que, aunque el tema ya estaba en la agenda, fue hasta el mismo lunes por la mañana cuando se le avisó a Ricardo Antonio García, director general de los Cecytech, que sacara sus cosas, pues su puesto sería para la ex conductora de Televisa.

Con esa frialdad y falta de tacto, se mueven los hilos en el Gobierno del Estado; de buenas a primeras, ahí te voy…

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Para el acto protocolario de reactivación del programa estatal de donación de órganos, la gobernadora Maru Campos se trajo al doctor José Salvador Aburto, director general del Centro Nacional de Trasplantes, quien se aventó un largo y aburrido spich, en donde dejó ver que Chihuahua se queda corto, tanto en empatía de sus ciudadanos, como en chamba de sus autoridades.

En su discurso y en presencia de la propia gobernadora, el funcionario federal hizo énfasis en que en ese evento, había hecho falta la presencia del rector de la UACh -sea quien sea-, el fiscal general del Estado, Roberto Fierro y de más representantes de la sociedad civil.

Así fue como el doctor evidenció la falta de empatía de las autoridades estatales, con el tema de la donación de órganos, lo que poco interesa a la gobernadora Maru Campos, ya que no se trata de un asunto que arroje votos y pleitesías de miles y no unas cuantas decenas de ciudadanos.

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Se aproxima el Expogan, la más grande y peor cantina de Chihuahua, misma que cada edición arroja una serie de problemas, todos ocasionados por la falta de regulación en la venta de alcohol.

A diferencia de la Feria Santa Rita en donde el patronato en coordinación con gobernación, definen las áreas de bebidas, los puntos de venta y hasta las cantidades, en el Expogan nada importa, pues el mismo que vende algodones de azúcar, puede vender cerveza o licores hasta adulterados -sin verificación de la Coespris-.

Claro, el Gobierno del Estado feliz, porque cada año en los accesos a la zona del Expogan, hay retenes y operativos viales, los cuales dejan una derrama económica importante para la Policía Vial, lo que se traduce en más lana para que el gobernante en turno, derroche con su gente.

La omisión en la regulación del alcohol en esa fiesta de rancho, ha sido y por lo visto, seguirá siendo, la principal queja de otros sectores menos cuestionados y de mejor reputación en la sociedad, pues lejos de quejarse del libertinaje, lo que se busca es evitar las muchas consecuencias que ese aquelarre representa.