*En nombre de Dios *Corral miente *La marcha feminista

Los padres Pato Ávila y Camilo Daniel, ambos de la orden jesuita del Sagrado Corazón, cometieron un grave error que puede romper con todos los acercamientos y los proyectos que esa congregación católica está concretando con el Gobierno del Estado.

Ambos clérigos en un evidente acto de besarle los pies al corrupto, flojo e inepto de Javier Corral, despotricaron en contra del también corrupto gobierno de Maru Campos, y en nombre de Dios, los dos aseguraron que el caso de tortura contra los rateros del duartismo, es sólo una venganza política.

Incluso, estos se atrevieron a acusar que el Poder Judicial está actuando de manera deliberada para fregarse a los corralistas, y de pasada, calificaron el gobierno del huevón Javier Corral, como el único que sí ha combatido la corrupción y la impunidad.

Se les fue la lengua, y van a tener que atenerse a las consecuencias, porque no es secreto que Maru Campos es bastante vengativa y no perdona perjurios de ese tamaño.

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Por cierto, hablando de Javier Corral, comenzó una muy deficiente y chafa campaña de apoyo al “presunto” torturador Francisco González, y utiliza a su cómplice, amiga y mascota, Lucha Castro para operar.

La intención no es apoyar al ex fiscal de Derechos Humanos, sino intentar de limpiar su nombre a como dé lugar, aunque está más cochino que el del propio vulgar ladrón de César D. J.

Para colmo, Javier Corral jura y perjura que a él le consta que en ningún interrogatorio se aplicaron actos de tortura, pero aceptó que a muchos testigos se les trasladó a la Casa de la Zarco para interrogarlos.

Se contradice, pues según él, le consta que no se aplicó tortura, pero también jura que jamás presenció un interrogatorio, lo que da a entender, que miente sea cual sea el caso.

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Pintados quedaron los agentes de la policía municipales y los estatales, quienes estuvieron pendientes de la marcha feminista.

La instrucción siempre fue que no se detuviera a ninguna de las mujeres que destruyen el patrimonio privado y público, y se prohibió a toda costa cualquier tipo de agresión, pero el colmo fue cuando un grupo de encapuchadas vestidas negro, atacaron a martillazos a una persona que padece de sus facultades mentales.

El muchacho sólo les pidió que no dañaran el pino de navidad que adorna la Plaza del Ángel, pero las intolerantes chicas se le fueron a los golpes, incluso a martillazos, esto mientras los uniformados fingían demencia, volteaban para otro lado y se cruzaron de brazos.

Fueron otros civiles quienes tuvieron que evitar una tragedia, mientras lo polimunicipales y los estatales, se seguían haciendo los locos sin intervenir.